La Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de Argentina aprobó la primera levadura genéticamente modificada (GM) para producir bioetanol y la novedad fue bien recibida por toda la cadena agroindustrial, desde las semillas hasta los productores, el comercio y los servicios, todos ven oportunidades de crecimiento y transformaciones.
En el boletín oficial ya se publicó la resolución 3/2023 de la Secretaría de Agricultura, con la firma de su titular Fernando Vilella, autorizando las levaduras “Saccharomyces cerevisiae cepa GICC03486 (GPY10009) y Saccharomyces cerevisiae cepa GICC03506 (GPY10023)”, para comercializarse según lo solicitado por la empresa DANISCO ARGENTINA S.A, pionera en la producción de catalizadores enzimáticos, instalada en Arroyito, Córdoba.
A fines del año pasado, la Comisión Nacional Asesora de Biotecnología Agropecuaria (Conabia) confirmó que las levaduras modificadas genéticamente no implicaban riesgos adicionales para el agroecosistema respecto a las levaduras convencionales y recientemente el SENASA concluyó que las mismas son seguras para consumo humano y animal.
La autorización definitiva quedó establecida según la reglamentación y los procedimientos a ser instrumentados por la Dirección Nacional de Bioeconomía, completando un exitoso ejercicio de coordinación institucional y empresarial.
Los especialistas en biocombustibles coinciden en que las levaduras GM pueden aumentar hasta un 3% la eficiencia de conversión de grano en bioetanol, produciendo más bioetanol con la misma cantidad de maíz. Esto significa un salto de competitividad para la industria del biocombustible en Argentina y permitirá a la agroindustria competir en igualdad de condiciones con los países que ya utilizan esta tecnología.
Las mejoras en la rentabilidad de la producción de bioetanol impulsarán beneficios y oportunidades al resto de la cadena del sector agroindustrial.
La industria semillera argentina se prepara para el aumento de la demanda de semillas de maíz que quiera aprovechar esta innovación, la burlanda se revaloriza como un subproducto que puede ayudar a reducir los costos de producción de bioetanol y mejorar la sostenibilidad de la industria, al utilizarse como alimento para ganado, como fertilizante o como fuente de energía, todo sumado al impacto directo en la producción nacional de bioetanol a partir de la fermentación de granos. Adicionalmente, ofrece potenciales mejoras para tratar el impacto ambiental de la producción de biocombustibles al reducir la cantidad de residuos generados en el procesamiento del bioetanol.
Con la solidez de ser una biotecnología ampliamente evaluada y aprobada por las autoridades competentes, la actual autorización comercial de esta primera levadura genéticamente modificada, es un hito en el ingreso de Argentina las tendencias de innovaciones que ya desarrollaron sus principales socios comerciales de Estados Unidos y Brasil, entre otros.
Las ventajas de competitividad, rentabilidad y producción, apenas están comenzando a cristalizarse, mientras ya abren una nueva dimensión de oportunidades para complementar la actualidad productiva con transformaciones hacia nuevas tecnologías y evoluciones técnicas, fundamentales para la mantener la vigencia de cada actividad y centrales en la planificación integral del futuro de nuestra agroindustria.